miércoles, 4 de septiembre de 2013

Toroides de lujo

El resto de la familia y los acompañantes fueron a ver Epic, yo decidí arriesgar y me lancé sin salvavidas al proceloso mar del cine comercial más reciente. A esa hora tenía dos opciones, curiosamente ambas distópicas: una bajo el subgénero zombis y la égida de bello Brad (y su envidiable pelazo) y otra más escorada hacia la ciencia ficción con un Matt hercúleo pero algo fondón (más calvo que yo, que ya es decir). Me decanté por Elysium.

Comprobé que la crítica de Javier Ocaña en El País no podía ser más acertada, por tanto es innecesario añadir nada. Partiendo de una idea interesante y de un planteamiento visual muy elaborado, la película se convierte en un bodrio, por la decepcionante deriva en el guión y por la profusión de elementos o técnicas de rodaje que hacen confusa la imagen (esto de que las imágenes cinematográficas no sean interpretables por el ojo humano viene a ser como cuando alguien habla y no se entiende lo que dice).



El caso es que, pensando luego en algunos aspectos del argumento me di cuenta de que, en el satélite con forma de toroide que sirve de paraíso a los ricachones, casi todas las lujosas casas ¡están vacías! De hecho una nave-patera que impacta contra la superficie no provoca daño personal alguno. Es claramente una burbuja inmobiliaria lo que se oculta bajo los tejemanejes de la estupenda Jodie Foster haciendo de mala malísima (inspirándose claramente en las políticas más maquiavélicas del fin de siglo pasado y lo que llevamos de este).

Y el final trastoca completamente las expectativas de quienes buscan desastres irremediables, ya que se impone la sanidad universal y gratuita "caída del cielo" -literalmente- en unas naves-hospital que para sí las quisieran muchas Comunidades Autónomas deficitarias para ganar las próximas elecciones.

En fin, si mezclamos Metrópolis y La Fuga de Logan pero se nos va la mano con los androides, nos sale Elysium.

¿Tenía que haberme metido a la de zombis?



Nota: no he visto la primera película de este director, Distrito 9.

[Imagen: Donald DaviesStanford torus under construction. Dominio Público.]